Durante dos semanas de intenso trabajo la artista fue guiando a los estudiantes por un recorrido lleno de reflexión y búsqueda, que los llevó a desarrollar propuestas muy variadas, efímeras y no, en diferentes formatos. Estas propuestas debían partir de ideas claras sobre el concepto, el material y el espacio, buscando no invadir, modificar o maltratar el espacio seleccionado y considerando a las personas que lo habitan, para despertar su atención y sensibilidad. Para Arnaldo Delgado, uno de los participantes, lo más importante en este proceso fue descubrir lo que hay detrás del hecho estético “no es lo bello por lo bello, sino la acción con significación” sostiene. “Entonces se descubre que el espacio también es la obra de arte, de allí el reto mayor, ¿cómo resolver un proyecto artístico donde el espacio es el protagonista?”. Por su parte, Manuela Arnand, otra de las estudiantes habla de cómo la experiencia le dejó un aprendizaje y compresión más profunda sobre el espacio, además de permitirle acercar su trabajo a “la posibilidad de abarcar y activar el espacio, comprendiéndolo como un todo”.
El trabajo se inició con la revisión de las propuestas conceptuales y su adaptación a un espacio específico. En este sentido, Magdalena Fernández apunta que, aunque el objetivo del taller era crear una instalación en el espacio, el proceso de depuración fue vital por varias razones. “Cuando tu te preocupas por un elemento escultórico, tu te preocupas por sus aspectos formales o por las relaciones espaciales que se encuentran dentro de su misma estructura, pero cuando tu colocas algo en el espacio, tienes que reflexionar acerca de ese lugar que estás interviniendo”. Natalia Mora, otra de las estudiantes que participó en la experiencia, comenta al respecto que Fernández los acercó a “una forma de ver el espacio que antes no habían considerado” .
Además de la depuración de los proyectos, esta primera etapa de discusión sirvió para fortalecer la propuestas conceptuales. “ Es importante abrirse al otro, pero sin alejarse del concepto. Aprender a estar firme en una idea, aunque esta se tenga que acoplar espacialmente, económicamente o estructuralmente. Es importante no perder la esencia”, sostiene Magdalena. “ Si bien hay que escuchar al otro, para que tu propuesta tome solidez, se potencie o tenga más sentido, las opiniones de los otros hacen que tu tomes más conciencia de las potencialidades de tu concepto”.
Durante la segunda semana del taller se elaboraron e instalaron las piezas. “Debían ajustarse a las realidades, no solamente físicas y espaciales, sino también la realidad económica y la factibilidad en tiempos de programación”, recuerda la artista. Y justamente lo que Mora asegura que pudo constatar en esta etapa del proceso fue que “nada es lo que parece ser y mucho menos perfecto ni idóneo”, para ella fue importante confirmar que “solo hay que saber buscar la manera, la posibilidad, la vía en la que eso que parece poco probable pueda hacerse realidad”. En este sentido, Delgado recuerda las palabras de la artista cuando los invitaba a no tener límites, a soñar, y después acoplarse a la realidad.
Para la instalación del las pieza se hizo un llamado a los estudiantes de la Facultad de Arte, para que participaran como colaboradores. Respondieron cuarenta personas al llamado. “Prácticamente se pasó de lo individual a lo colectivo” recuerda Delgado. “Sin estos muchachos que vinieron a ayudarnos no hubiésemos podido llevar a cabo todas las propuestas, aportaron sus perspectivas y soluciones”, afirma Fernández. Al respecto Mora sostiene que justamente este fue el aprendizaje más valiosos que pudo obtener en el taller: el trabajo en equipo. “Magdalena nos enseño que no es necesario saber hacerlo todo ni tener todas las respuestas, que podemos tener ayuda para la realización de nuestros proyectos y más aún, si la necesitamos debemos pedirla y acudir a quien más sabe del asunto para resolver de manera conjunta un determinado problema”.
La experiencia sirvió para reflexionar, explorar y experimentar en torno a los espacios, pero lo más importante, en palabras de la artista, es que los participantes “crean en sus ideas y sean fieles a si mismos”. Fernández también aprovechó la ocasión para visitar los talleres de los artistas Franco Contreras y Martín Morales, ubicados en poblaciones cercanas a la ciudad de Mérida. Igualmente, pudo apreciar los trabajos de otros estudiantes que no participaron en el taller y tener contacto con un amplio grupo de personas en un charla organizada por Juan Fernando Burgos en la que la artista habló sobre su trabajo y su proceso creativo.
Instalación: Arnaldo Delgado
Foto: Víctor Maragioglio
Instalación: Ananta Sundari Ma Dagnino
con la participación de Denisse Morales
Foto: cortesía de la artista
Instalación Manu Vásquez Ortega
Fotos: Julio César Dávila
Instalación: Manuela Armand
Foto: Julio César García Dávila
Instalación: OV-01 de Natalia Mora
Foto: Cortesía de la artista
Instalación: V-Superficie de Analy Trejo
Foto: cortesía de la artista
Instalación: Yessika Andreína Zambrano
Foto: Julio César García Dávila
Instalación: Annabell Villet López
Foto: Juanmanuel López Zajía
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