martes, 19 de noviembre de 2019

Magdalena Fernández. Museo Amparo, Puebla.

A visit to Magdalena Fernández’s retrospective feels like taking a quiz on modernist abstract art—her works echo that era’s compositions and motifs, summoning such icons as Malevich, Mondrian, Lygia Clark, and Gego. The pieces on display, however, which span the eleven most recent years of Fernández’s career, elude our expectations for appropriation art. Take 1iHO008. Homenaje a Hélio Oiticica (1iHO008. Homage to Hélio Oiticica), 2008, an immersive video installation in which the blue squares and rectangles from said work, projected onto all four of the gallery’s walls, slowly pace around the room’s perimeter, their intense blue hue reflecting on the spectators’ bodies. Oiticica engaged in new genres to blur the boundaries between art and its beholder; Fernández continues his quest by employing technology to fuse art and its observers into one.
In a pitch-black room, the animated videos 1pmS015, 2015, and 1pmS011, 2011, both from the series “Pinturas móviles” (Mobile Paintings), 2003–, are displayed on two walls that meet at a ninety-degree angle, forming a diptych of sorts. The videos, which employ a vast array of intersecting straight white lines, evoke the visual language of Fernández’s Venezuelan conational Jesús Rafael Soto: 1pmS015 transitions from light to darkness, and 1pmS011, conversely, from darkness to light. Together, they suggest sunset and sunrise, due in part to their accompanying soundtracks, which feature audio from the artist’s native Caracas (insects, birds, gusts of wind). The modernist language is tainted by its declared tropical place of creation.
On the museum’s rooftop lives 2i019, 2019, a site-specific installation in which the artist replaced some of the wooden floor’s beams with mirrors. The sky is reflected on this upper deck and continually changes throughout the day, evoking the works of James Turrell or other (male) artists affiliated with the Light and Space movement. If the repertoire of forms and gestures Fernández employs clearly nods to modern abstract art, her work’s spirit reminds me more of radical movements, like punk, that sought to liberate authorship and turn ideas into common goods.

miércoles, 17 de julio de 2019

EL MUSEO AMPARO INTERVENIDO POR MAGDALENA FERNÁNDEZ




En el Museo Amparo, en Puebla (México), la artista venezolana Magdalena Fernández exhibe Ecos. Bajo la curaduría de Carlos Palacios, la exposición fue concebida como una retrospectiva de la última década de producción de la artista. La muestra está organizada dentro de dos ejes temáticos -naturaleza y paisaje, por un lado, abstracción geométrica, por el otro- que ofrecen al espectador una construcción del imaginario de una de las artistas visuales contemporáneas más influyentes de Latinoamérica, sus referencias e intereses.


                                                                                                                                         
















                                                            1HO008, 2008.
                                                                                                                       Homenaje Hélio Oiticica



Magdalena Fernández. Ecos consta de veintiún videos y videoinstalaciones, dos instalaciones site-specific dentro del museo y una serie de grabados en bajorrelieve. Poniendo el foco en las piezas audiovisuales, la artista venezolana aproxima a los visitantes al movimiento geométrico, al punto de sentirse inmerso en ellas. No es la primera vez que pone a oscuras una sala de exhibición para borrar las referencias espaciales, creando nuevas mediante la abstracción geométrica.

Asimismo, la exposición hace numerosas referencias a las influencias de Fernández, tanto en su etapa de formación como en la actualidad. En ese plano, hay alusiones y homenajes a figuras como Jesús Soto, posiblemente uno de los artistas más prestigiosos de Venezuela y uno de los pioneros del arte
cinético y el op-art en la región; Piet Mondrian, quien fundó el neoplasticismo e integró la geometría como tema en la pintura; o a los precursores de las vanguardias constructivistas europeas y la abstracción lírica, Kazimir Malévich y Vasili Kandinsky. De esta forma, Ecos no solo dialoga con la escena contemporánea, sino que alude, inevitablemente, a la historia moderna del arte y la introducción de la abstracción geométrica, tanto a las formas de expresión bidimensionales –como la pintura o la fotografía- como a las técnicas contemporáneas. Fernández pone de manifiesto el valor y la vigencia
que aún poseen las producciones abstractas, desprendidas del arte figurativo.
Incluso, las obras que presenta Magdalena Fernández, cruzan la barrera del abstraccionismo contemporáneo. Si bien el movimiento cuenta con una enorme cantidad de adeptos, al igual que el brasileño Ernesto Neto o el venezolano Milton Becerra, Fernández crea espacio inmersivos a partir de la exploración y producción geométrica. Formada en diseño, física y matemática, el conocimiento técnico y teórico de todos estos campos le permiten construir ambientes, posicionando sus obras, que bien parecen estar atadas a una tradición específica, en el centro de la escena contemporánea.

Magdalena Fernández. Ecos fue organizada en colaboración con el museo de Arte Carrillo Gil, inauguró el 13 de julio en el Museo Amparo y permanecerá allí hasta el próximo 3 de enero.